La estación estaba vacía, por un momento pensó que aun no había llegado, hacia tiempo que pensaba en ese momento, había pasado un año, un año ni mas ni menos, cuantas cosas se habían quedado en el tintero, cuantas conversaciones sin terminar, cuantos momentos sin comenzar, pero todo eso ya era pasado y enterrado estaba.
Sentado en el banco de la estación miraba abstraído para los pequeños trenes que iban y venían, para las insignificantes personillas que los ocupaban, para las manecillas del gran reloj de la estación central que entre mirada y mirada iba recorriendo su continuo y lento caminar.
El calor empieza a descender pero aun así algunas gotas de sudor perlaban su frente, miró su reloj de muñeca, las seis de la tarde, las seis y cinco, y diez, y cuarto… ¿cuánto más tardaría?
Una figura se le acercaba, le parecía familiar, un suave cosquilleo empezó a subirle desde le estómago, sus ojos se dilataron, las manos le sudaban, cuanto tardaba, la figura se acercaba más y más y se le distinguían algunos rasgos, unos pasos más y …era él, él, el corazón estallaba de alegría, el cerebro ordenó ponerse en marcha pero el cuerpo ya lo había hecho, corrió a lo largo del andén número cinco, al llegar a su lado se paró en seco.
Un año, un año, cuanto te he echado de menos. Las lágrimas le saltaron de sus ojos, sus brazos rodearon su cuello como intentando poseer lo que en un año se le había negado.
Yo les veía desde el tren, al fondo de la estación estaban ellos fundidos en un abrazo y mientras mi tren se marchaba y aquellas dos figuras en una se iban se iban haciendo pequeñas, yo me sentí feliz pues mi tren se marchaba a otra estación donde a mi también me estaban esperando.
M.L.C.
M.L.C.
¡¡¡¡ Feliz día de los Enamorados !!!!
2 comentarios:
Me encanta el post, muy bien escrito. Te sigo y te espero en mi blog.
http://treschictendency.blogspot.com/
Muchas gracias, pasaremos por él.
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