Post 290: Thierry Mugler o el retorno de la Abispa.

La Belleza femenina arropada por las plumas,
esto SI es de Alfombre Roja

Siempre que se habla de la elegancia como algo pasado y que difícilmente encontramos hoy en día en las colecciones de las distintas casas de moda, no digamos ya en la calle donde parece que realmente es así. Pero ¿ha desaparecido la elegancia?, ¿tanto negocio ha destruido la imaginación y el glamour en la moda? Casi podríamos decir que si, pero por suerte siguen existiendo diseñadores valientes y casas de moda audaces que apuestan por ellos, que de una u otra manera intentan que la elegancia y la sensualidad lleguen al mundo de la moda, o por lo menos hasta las pasarelas.

Ese es el caso de la firma Thierry Mugler quien a puesto siempre la mirada en una mujer muy muy sensual y para ello no hay más que ver algo de su trabajo como la colección de Costura de la temporada Primavera Varena 1997 (a veces hay que echar la vista atrás para entender lo que otras firmas o diseñadores hacen hoy en día, incluso para entender al director creativo de la propia firma Nicola Formichetti quien recupera esa elegancia perdida revisando el legado del diseñador francés.



Sensualidad para las noches privadas.



Inspirado en el mundo de los insectos recupera y remarca esa cintura de abusos que tanto ha obsesionado a mujeres y hombres desde la Edad Media pasando por los siglos XVII, XVIII y XIX hasta llegar a nuestros días. Bien es cierto que el corsé ya no oprime a la mujer como antaño pero la silueta se mantiene potenciando el pecho reduciendo la cintura y declarando que existe la cadera. Por qué SI, las mujeres tiene formas tienen curvas y son lo que le aportan sensualidad a pesar de que demasiados cuerpos sin pecho, poca cadera y poca cintura sobre las pasarelas traten de ocultar las formas de la mujer de verdad, la real, vamos la que ves en la calle todos los días.

Así que ya que alguien enseña como puede ser la mujer (y en casos el hombre, ¿por qué no?) lo mejor es ver esa colección y disfrutarla al máximo. Vale la pena.